¿Los indecisos elegirán presidente en Colombia?
Los seguidores de extrema izquierda de Petro lo llaman Petrotski (haciendo un símil con León Trotski líder de la revolución rusa en 1917).
¿Los indecisos elegirán presidente en Colombia?
Las recientes elecciones en América Latina han visto el colapso, o al menos la derrota, del centro moderado. Sucedió en las últimas elecciones presidenciales en Chile y Perú, como también para las de Brasil y Colombia en 2018.
¿Será cierto para las próximas grandes elecciones en la región, en Colombia en mayo? Hay razones para pensar que, en este caso, una victoria del centro no sólo sería especialmente beneficiosa, sino que se podría dar.
Pero este no es el pronóstico convencional. Muchos analistas creen que las próximas elecciones en mayo serán una repetición, pero al revés, del anterior. Recapitulemos. En una segunda vuelta del 2018, Iván Duque, protegido de Álvaro Uribe, expresidente de derecha populista, derrotó a Gustavo Petro, populista de izquierda, por 56% a 44%. Pero ahora al parecer es lo contrario Petro está al frente con un 42%, por delante de Sergio Fajardo de centroizquierda (con un 19%). Si este fuera el caso Petro derrotaría fácilmente a cualquier oponente en una segunda vuelta he inclusive existen algunos sectores de las tan conocidas extremas (izquierda y derecha, cada uno con sus propios intereses) que dan por hecho que El Sr. Petro podría llegar a ganar en la primera vuelta.
Recordemos que Duque ganó en 2018 por miedo a Petro, un exguerrillero que era fanático de Hugo Chávez en Venezuela. Pero también se benefició de la campaña de Uribe contra un acuerdo de paz en 2016 que puso fin a medio siglo de guerra entre el Estado y la guerrilla de las FARC. El centro se identificó con el acuerdo de paz, que muchos colombianos consideraron demasiado indulgente (por llamarlo de alguna manera). Esto resulto funesto para el Sr. Fajardo quien siempre se ha manifestado como un centrista de corazón (aunque sus actuaciones políticas digan lo contrario). Eso permitió a Petro superar a Fajardo, un académico e innovador exalcalde de Medellín, por solo 250.000 votos (de más de 19 millones) para llegar a la segunda vuelta.
Esta vez, Petro parece más fuerte que en 2018. Uribe ya no es la fuerza que alguna vez fue. El gobierno de Duque ha sido mediocre y es impopular, y se vio sacudido por semanas de huelgas y, en ocasiones, protestas violentas a principios del año pasado.
Sin rivales serios en la extrema izquierda, Petro ha pasado los últimos cuatro años haciendo campaña. Exsenador y alcalde mediocre de Bogotá, “tiene ideas muy simplistas, pero trabaja políticamente muy, muy duro”.
Tanto trabaja Petro que varios oportunistas políticos de la derecha han declarado su apoyo al eterno candidato Petro, o como sus seguidores de extrema izquierda lo llaman Petrotski (haciendo un símil con León Trotski líder de la revolución rusa en 1917).
Pero es temprano para declararlo ganador. Existe un gran sector de la población colombiana que no ha decidido su candidato presidencial. Otro sector aún más considerable de colombianos están dentro del llamado voto vergonzante, que no es más que el voto de la extrema derecha e izquierda, que no dirán nunca por quien votaran…son algo así como los votantes de Trump pero camuflados de centro.
Recordemos que Petro todavía asusta a muchos votantes de clase media. El centro parece más organizado que en 2018. Fajardo y otros cinco candidatos de centro-izquierda formaron una “Coalición de la Esperanza”. En el centro-derecha, la “Coalición de la Experiencia” une a cinco aspirantes a la presidencia. El candidato de Uribe, Óscar Iván Zuluaga, quien perdió las elecciones de 2014, puede o no unirse a estos últimos o quien sabe talvez se une a Fajardo… Pero el candidato Zuluaga más débil que el señor Duque.
Se calcula que alrededor de 14 millones de colombianos optarán por votar en una de las primarias simultáneas y se espera que estos se dividan aproximadamente en partes iguales entre la extrema izquierda, el centro derecha y el centro izquierda. Eso podría cambiar el impulso de la carrera.
Por lo tanto, es probable que la segunda vuelta enfrente a Petro con un candidato de centroderecha o de centroizquierda. Esta vez es poco probable que el acuerdo de paz sea un gran problema. “Los colombianos odian a las FARC pero les gusta la paz”, “Quieren una nueva agenda política”. Eso podría implicar seguridad contra bandas criminales, mejor educación pública y un retorno al crecimiento económico (algo que es poco probable que logre el proteccionismo de Petro y su oposición a la minería y el petróleo).
Así que el centro tiene una oportunidad. Para aprovecharla se requiere no solo un programa claro, sino también una ruptura con el statu quo impopular y una conexión emocional con los colombianos. Uribe movilizó el miedo a la guerrilla; Petro canaliza el tipo de ira contra el establecimiento que se expresó en las protestas.
Sin embargo, la larga historia del conflicto armado ha sido impulsado una cultura política que exaltaba las emociones tribales, de nación, partido, clase y religión, que convierte a los adversarios en enemigos y en la que se descalifica con demasiada facilidad a quienes piensan diferente. En Colombia, el verdadero contraste no es entre los radicales de cada extremo…sino entre ellos y los moderados”. Para prevalecer, el centro tendrá que aprovechar emociones más pacíficas: de unidad, solidaridad y esperanza de un futuro mejor.