QUIENES SOMOS

En Plural 24 creemos que el progreso humano se logra mediante el debate y la reforma. Sobre todo, en un mundo tan polarizado como el actual, este cambio se da a través de un compromiso universal con la dignidad individual, los mercados abiertos y un gobierno limitado. Desde Washington hasta Pekín, califican al liberalismo como decadente, inestable, elitista y privilegiado.

Pero todo el mundo parece olvidar lo que pensamientos libres-liberales han contribuido a la humanidad por los últimos 250 años. Todos sabemos que el liberalismo esta nuevamente atravesado una dura prueba. Tal como lo hizo hace casi un siglo cuando bolchevismo y el fascismo comenzaron a carcomer a la Europa liberal desde adentro.

La amenaza más peligrosa proviene de la derecha trumpiana. Los populistas (de derecha e izquierda) denigran los edificios liberales como la ciencia y el estado de derecho como fachadas de un complot del estado contra el pueblo. Subordinan los hechos y la razón a la emoción tribal, en donde “Si las personas no pueden resolver sus diferencias mediante el debate y las instituciones de confianza, recurren a la fuerza”.

El ataque de la izquierda es más difícil de comprender, lamentable pero cierto, un nuevo estilo de política se ha extendido recientemente desde las universidades de élite. Los jóvenes graduados han aceptado trabajos en los medios de comunicación, política, negocios y educación, trayendo consigo una agenda obsesionada con justicia para los grupos identitarios oprimidos. También han traído consigo tácticas para hacer cumplir ¨la pureza ideológica¨, al no apoyar buenas ideas de sus opositores ideológicos y cancelar a los aliados que han transgredido sus códigos de moralina ideológica.

A simple vista, la izquierda iliberal y los liberales como Plural 24 quieren muchas de las mismas cosas. Ambos creen que las personas deberían poder florecer independientemente de su sexualidad o raza. Comparten una sospecha de autoridad e intereses arraigados. Creen en la conveniencia del cambio.

Sin embargo, Plural 24, la dirección precisa del progreso es desconocida. Y debe ser espontáneo y de abajo hacia arriba, y depende de la separación de poderes, para que nadie, ni ningún grupo pueda ejercer un control duradero. Por el contrario, la izquierda antiliberal puso su propio poder en el centro de las cosas, porque está segura de que el progreso real es posible solo después de que primero se hayan desmantelado las jerarquías raciales, sexuales y de otro tipo.

Esta diferencia de método tiene profundas implicaciones. Nosotros creemos en establecer condiciones iniciales justas y dejar que los eventos se desarrollen a través de la competencia, por ejemplo, eliminando los monopolios corporativos, abriendo gremios, reformando radicalmente los impuestos y haciendo que la educación sea accesible. Los progresistas lo ven como un pretexto que utilizan los poderosos intereses creados para preservar el statu quo.

Creemos que las personas se preocupan por el crecimiento económico, el bienestar, el crimen, el medio ambiente y la seguridad nacional. Las políticas no pueden juzgarse simplemente por el avance de un grupo en particular. Plural 24 usa el debate para discutir prioridades y compensaciones en una sociedad pluralista para establecer un rumbo.

La izquierda iliberal cree que el mercado de las ideas está amañado como todos los demás. Lo que se disfraza como evidencia y argumento, dicen, es en realidad otra afirmación de poder puro por parte de la élite.

Los progresistas antiliberales piensan que la equidad requiere que el campo se incline contra aquellos que son privilegiados y reaccionarios. Eso significa restringir su libertad de expresión, utilizando un sistema de castas de victimización en el que los que están en la cima deben ceder ante aquellos con un mayor derecho a la justicia restaurativa. También implica dar ejemplo a los supuestos reaccionarios, castigándolos cuando dicen algo que se toma para hacer sentir inseguro a alguien menos privilegiado.

Milton Friedman dijo una vez que “la sociedad que antepone la igualdad a la libertad terminará sin ninguna de las dos”. Él estaba en lo correcto. Los progresistas iliberales creen que tienen un plan para liberar a los grupos oprimidos. En realidad, la suya es una fórmula para la opresión de los individuos y, en eso, no es muy diferente de los planes de la derecha populista. A su manera, ambos extremos anteponen el poder al proceso, los fines a los medios y los intereses del grupo a la libertad del individuo.

Los países dirigidos por los hombres fuertes que admiran los populistas, como Hungría bajo Viktor Orban y Rusia bajo Vladimir Putin, muestran que el poder sin control es una mala base para un buen gobierno. Utopías como Cuba y Venezuela muestran que el fin no justifica los medios. Y en ninguna parte los individuos se ajustan voluntariamente a los estereotipos raciales y económicos impuestos por el estado.

Cuando los populistas (de izquierda o derecha) anteponen el partidismo a la verdad, sabotean el buen gobierno. Cuando los progresistas dividen a la gente en castas que están en competencia, vuelven a la nación contra sí misma. Ambos disminuyen las instituciones que resuelven el conflicto social. De ahí que a menudo recurran a la coerción, por mucho que les guste hablar de justicia.

Los populistas y los progresistas se retroalimentan patológicamente. El odio que cada campo siente por el otro inflama a sus propios partidarios, en beneficio de ambos. Criticar los excesos de tu propia tribu parece una traición. En estas condiciones, el debate es ínfimo o no existe.

En Plural 24 se defiende el derecho a hablar de tus oponentes, incluso cuando sabes que están equivocados. Estamos dispuestos a cuestionar las creencias más profundas.

Creemos en contrarrestar las fuerzas que impulsan a la gente a los extremos. Al aplicar principios que, ayudan a resolver muchos problemas de la sociedad sin que nadie recurra a la coerción. Apreciamos la diversidad en todas sus formas para convertirla en una fortaleza. En Plural 24 debemos tener el coraje de decirlo.